La relación UE – Argentina: oportunidad para una alianza energética y comercial. Potenciales, desafíos e intereses.
Autor: Franco Agustín Morozumi
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La relación UE – Argentina: oportunidad para una alianza energética y comercial. Potenciales, desafíos e intereses.
Autor: Franco Agustín Morozumi
Franco Agustín Morozumi. nació en septiembre de 2002, actualmente cursa quinto año de la carrera de Abogacía en la Facultad de Derecho de La Universidad Nacional de Cuyo. Desde Agosto de 2024 trabaja en escribanía Verzini y Asoc. Recientemente realicé un intercambio académico en la Universitat de Lleida en España durante el primer semestre de 2025 donde tuvo la oportunidad de ampliar sis conocimientos jurídicos e internacionales. Además, habla Catalán (B2) Italiano (C1) y Inglés (C1).
Título en inglés: "The EU-Argentina Relationship: An Opportunity For An Energy And Trade Alliance"
El presente trabajo tiene por objeto analizar la potencial alianza estratégica energéticocomercial entre la Unión Europea (UE) y Argentina en el marco de la actual crisis energética global, la transición ecológica y la nueva configuración geopolítica mundial. El análisis estará basado en fuentes oficiales de la UE y de Argentina, medios especializados y estudios académicos recientes. No se trata solo de mostrar datos, sino también de argumentar que existe una ventana de oportunidad para consolidar una alianza estratégica que trascienda el intercambio comercial tradicional y contribuya a una transición energética justa y cooperativa entre ambas regiones. En el desarrollo se examinan: (i) el estado actual de las relaciones bilaterales (cooperación política, comercio e inversión); (ii) la crisis energética europea inducida por la guerra en Ucrania y la necesidad de diversificar proveedores; (iii) el amplio potencial argentino en hidrocarburos no convencionales (Vaca Muerta) y recursos críticos (litio, cobre, energías renovables en Mendoza, etc.); (iv) los principales obstáculos normativos, ambientales y geopolíticos (legislación local, demandas sociales, cambios en la política internacional de Argentina y de la UE); y (v) una propuesta de acuerdo bilateral estratégico –con base en el derecho internacional (art. 212 TFUE)– para articular cooperación técnica, industrial y comercial en energía y materias primas sostenibles. Como resultado, se concluye que existe una ventana de oportunidad para crear un marco institucional común de largo plazo, que beneficie mutuamente la seguridad energética de la UE y el desarrollo industrial responsable de Argentina. De las conclusiones se subraya la necesidad de voluntad política de ambos lados y de mecanismos de gobernanza compartida para que la alianza sea viable y sostenible.
Palabras claves: Unión Europea, Argentina, Energía, Litio, Vaca Muerta, Crisis Energética, Transición Ecológica, Cooperación Internacional, Derecho Internacional.
Mientras escribo este artículo me encuentro en España realizando un intercambio académico. Cuando decís que sos de Argentina te dicen 3 cosas: Maradona, Messi y Asado. Lo cual esta buenísimo, ¿a quien no le gusta el futbol? Pero también está buenísimo demostrar que no somos solo fútbol y garra. En las siguientes páginas he intentado volcar mi experiencia personal en el exterior tratando de explicar o por lo menos proponer una alternativa para crecer como país, desde nuestros recursos naturales, incluyendo alianzas geopolíticas hasta el comercio.
En un contexto global marcado por guerras, tensiones y aranceles, la aceleración de la transición energética y la creciente competencia por los recursos estratégicos hace que hoy nos planteemos la importancia de las alianzas geopolíticas. En ese marco, Argentina se posiciona como un socio con un potencial significativo para contribuir a los objetivos estratégicos de la UE, especialmente en los ámbitos energético y comercial.
La crisis energética desencadenada por la guerra en Ucrania obligó a la UE a acelerar su proceso de diversificación de proveedores y a profundizar su agenda verde. Sumado a esto el compromiso de la UE a través del European Green Deal (1) y la estrategia REPowerEU (2), se busca garantizar la seguridad energética y alcanzar la neutralidad climática para 2050. Esta transformación requiere no solo fuentes renovables de energía, sino también el acceso seguro y sustentable a materias primas críticas, como el litio y el cobre, así como a vectores energéticos emergentes como el hidrógeno verde.
En adición a lo anterior, la dependencia energética de la UE quedó al descubierto tras la guerra con la suba del precio del gas y los demás servicios. La falta de gasoductos y la dependencia energética a Rusia (con el gas) y con China (paneles solares y litio) hacen que la UE necesite salir a buscar nuevos aliados en esta materia.
Argentina, por su parte, posee vastos recursos naturales y un creciente ecosistema de innovación tecnológica (de los cuales hablaré más adelante) que la convierten en un país atractivo para la inversión europea. Con proyectos de hidrógeno verde en expansión, una de las mayores reservas de gas no convencional del mundo (Vaca Muerta) un sector agroindustrial robusto, y reservas significativas de litio, sobre el cual haré énfasis por ser el recurso más estratégico en este momento y como principal alternativa a China.
La relación entre la Unión Europea (UE) y Argentina se enmarca dentro de un vínculo más amplio con el Mercosur (3), pero también se desarrolla a través de canales bilaterales específicos. Desde la firma del Acuerdo Marco de Cooperación en 1990, ambas partes han establecido un diálogo político sostenido, acompañado de flujos comerciales, cooperación técnica y acuerdos en materia de derechos humanos, educación y desarrollo sostenible.
En términos económicos, la UE ha sido históricamente uno de los principales socios comerciales de Argentina, situándose entre sus tres mayores socios extra-Mercosur. Según datos de Eurostat y la Dirección General de Comercio de la Comisión Europea, en los últimos años el comercio bilateral ha mostrado una estructura complementaria: la UE importa principalmente productos agrícolas, alimentos procesados, minerales y combustibles de Argentina, mientras que exporta maquinaria, productos farmacéuticos y bienes de capital.
En el plano de la inversión, la UE es el mayor inversor extranjero en Argentina, con una presencia destacada en sectores como energía, automotriz, telecomunicaciones, banca y agroindustria. Empresas europeas como Total, Enel, Siemens, Bayer y BASF operan en el país desde hace décadas, lo que refleja una confianza histórica, aunque condicionada por factores de inestabilidad económica y jurídica.
Uno de los principales marcos institucionales que condiciona esta relación es el proceso — todavía inconcluso— de ratificación del Acuerdo de Asociación UE–Mercosur. Negociado durante más de dos décadas, el acuerdo alcanzó un texto final en 2019, pero su entrada en vigor se ha visto bloqueada por preocupaciones ambientales y cláusulas de protección industrial por parte de algunos Estados miembros europeos. No obstante, Argentina ha manifestado su disposición a avanzar en su implementación, especialmente tras el cambio de administración en Brasil y el renovado interés europeo por reforzar sus lazos con América Latina.
Como actualización reciente a ese acuerdo en enero de este 2025, tras años de estancamiento, se retomó y avanzó hacia su concreción con ajustes clave tales como la eliminación de las exigencias ambientales adicionales propuestas por la UE, la ampliación del plazo para liberalizar el sector automotriz (hasta 30 años) con mecanismos de protección industrial, y la flexibilización las reglas sobre compras públicas para favorecer a sectores locales. Estos cambios que flexibilizan el acuerdo no es casualidad, sino una respuesta geopolítica a la victoria de Trump, la cual personalmente, creo que beneficia la idea de este trabajo.
Se dice que la política energética de la Unión Europea se encuentra atravesada por una doble tensión: por un lado, la necesidad de garantizar el abastecimiento seguro, asequible y sostenible de energía para sus ciudadanos e industrias; por otro, el imperativo climático que la obliga a descarbonizar su economía en línea con sus compromisos del Pacto Verde Europeo.
Yo le agregaría una tercera tensión, que justamente es la dependencia estructural de la UE respecto de proveedores externos —principalmente Rusia— y puso en primer plano la necesidad de diversificar fuentes y socios energéticos tras la guerra en Ucrania.
Según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE), antes del conflicto en Ucrania, la UE importaba más del 40% de su gas natural de Rusia, lo que generaba un riesgo estratégico significativo. En respuesta, la Comisión Europea lanzó en 2022 el plan REPowerEU, con el objetivo de reducir drásticamente esta dependencia mediante tres ejes principales: (1) ahorro energético, (2) aceleración de las energías renovables, y (3) diversificación de proveedores internacionales de energía.
La dependencia de la UE no se da sólo con el gas, sino también en el acceso a insumos clave de su transición energética, como paneles solares, baterías eléctricas y minerales críticos (como litio, tierras raras y cobalto). Actualmente, más del 80 % de los paneles solares instalados en Europa son de origen chino, y China domina más del 60 % del refinado global de litio y el 90 % del mercado de tierras raras (European Commission, 2023b).
Esta situación representa una vulnerabilidad estratégica, similar a la que la UE experimentó con el gas ruso. El riesgo no es solo comercial, sino también geopolítico: una crisis diplomática o comercial podría afectar el suministro de tecnologías esenciales para la transición verde.
En este contexto, América Latina —y particularmente Argentina— ha ganado protagonismo como un socio con alto potencial de complementariedad. La UE busca asegurar el acceso a recursos estratégicos clave para su transición energética, como el litio, el hidrógeno verde, el cobre y el gas natural de baja huella de carbono, todos presentes en Argentina. Además, prioriza relaciones con países considerados confiables desde el punto de vista político, institucional y ambiental.
La Estrategia de Materias Primas Críticas de la UE, actualizada en 2023, identifica al litio como uno de los minerales esenciales para el desarrollo de baterías, vehículos eléctricos y sistemas de almacenamiento de energía. El llamado Acta de Materias Primas Críticas (Critical Raw Materials Act) busca precisamente establecer acuerdos con países terceros que garanticen cadenas de suministro seguras y sostenibles, en un esquema de “co-desarrollo”. En este marco, Argentina —junto a Chile y Bolivia— integra el llamado triángulo del litio, y ha sido considerada por Bruselas como un socio prioritario para establecer acuerdos bilaterales de inversión, transferencia tecnológica y cooperación ambiental.
Por otra parte, la UE también ha trazado líneas de acción en relación con el hidrógeno verde, un vector energético con alto potencial para descarbonizar sectores industriales difíciles de electrificar. En su estrategia de hidrógeno de 2020, la Comisión Europea se propone importar hasta 10 millones de toneladas de hidrógeno renovable para 2030, y ha identificado a América Latina como una de las regiones potencialmente proveedoras. Argentina ya cuenta con proyectos piloto en la Patagonia y acuerdos exploratorios con empresas europeas interesadas en invertir en producción y transporte de hidrógeno.
Finalmente, el rol de la cooperación energética en la política exterior europea ha sido reafirmado en documentos clave del Servicio Europeo de Acción Exterior (EEAS) y en las Conclusiones del Consejo de la UE sobre América Latina (2023), donde se señala la intención de construir alianzas que no se limiten a la compra de recursos, sino que promuevan el desarrollo compartido de cadenas de valor, bajo estándares de sostenibilidad, trazabilidad y respeto a los derechos humanos.
Argentina posee un abanico de recursos naturales y capacidades industriales que nos posicionan como un socio estratégico clave para los objetivos energéticos y comerciales de la Unión Europea. Nuestra diversidad geográfica, matriz energética con alto componente renovable y la riqueza en materias primas críticas nos otorgan una ventaja comparativa significativa en el escenario global de la transición energética.
a) Litio y minerales críticos
Argentina forma parte del denominado “triángulo del litio”, junto con Bolivia y Chile, una región que concentra más del 50% de las reservas mundiales de este mineral. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, 2024), Argentina posee aproximadamente 20 millones de toneladas de recursos de litio, lo que la convierte en el segundo país con mayores recursos identificados a nivel mundial.
La producción de litio argentino proviene principalmente de salares en Jujuy, Salta y Catamarca, operados por empresas de origen europeo, asiático y australiano. Actualmente hay más de 40 proyectos en distintas etapas de desarrollo. Dado que el litio es esencial para baterías eléctricas y almacenamiento energético, Argentina representa una fuente confiable para diversificar el suministro europeo, especialmente si se establecen estándares de trazabilidad y sostenibilidad en línea con los requisitos de la UE.
Incluso recientemente a la fecha de publicación del paper, se anunció un descubrimiento minero sin precedentes en la provincia de San Juan. Las empresas Lundin Mining (Canadá) y BHP (Australia), socias en el consorcio Vicuña Corp., informaron sobre la identificación de uno de los mayores yacimientos de cobre, oro y plata del mundo en el distrito Vicuña, que abarca los proyectos Filo del Sol y Josemaría. Este hallazgo se considera el mayor descubrimiento de cobre en áreas no desarrolladas en los últimos 30 años. Además, posiciona al distrito Vicuña entre los diez principales recursos minerales de cobre a nivel mundial.
Se espera que este descubrimiento impulse significativamente la economía argentina, con proyecciones de que el país se convierta en uno de los diez mayores productores de cobre hacia principios de la próxima década. El desarrollo de estos proyectos también podría generar inversiones millonarias y fortalecer las exportaciones argentinas en los próximos años.
b) Hidrógeno verde
Otro sector emergente es el del hidrógeno verde, donde Argentina ha captado la atención internacional gracias al potencial eólico de la Patagonia. En 2021, la empresa australiana Fortescue Future Industries anunció un proyecto de más de 8.000 millones de dólares para producir hidrógeno verde en Río Negro, orientado a la exportación. La UE ha manifestado su interés en importar hidrógeno renovable desde América Latina y ha incluido esta posibilidad en su plan REPowerEU.
La combinación de baja densidad poblacional, abundante recurso renovable (viento y sol) y disponibilidad de agua dulce hacen de Argentina un candidato ideal para convertirse en proveedor de este vector energético, en especial si puede garantizar estabilidad regulatoria y condiciones de inversión.
c) Gas natural de transición
Aunque la prioridad europea es avanzar hacia energías renovables, el gas natural sigue siendo considerado un combustible de transición en la política energética de la UE. En este sentido, el megayacimiento de Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén, representa una de las mayores reservas no convencionales del mundo. Si bien Europa tiene reservas suficientes para cubrir parte de su demanda en el corto plazo, un acuerdo con Argentina para importar gas natural licuado (GNL) en una etapa intermedia podría ser clave para reemplazar completamente el suministro ruso.
d) Oportunidades comerciales e inversión europea
Además del sector energético, Argentina representa un mercado agrícola, tecnológico e industrial con alto potencial de complementación con la UE. Las exportaciones argentinas están dominadas por productos primarios y manufacturas de origen agropecuario, lo cual encaja con la demanda europea de alimentos sostenibles y materias primas con bajo impacto ambiental. Por su parte, las inversiones europeas en Argentina —particularmente de España, Alemania, Francia e Italia— se concentran en energía, infraestructura, automotriz y telecomunicaciones.
El marco normativo argentino ha dado señales de apertura en sectores clave, incluyendo regímenes promocionales para minería sostenible, energías renovables e hidrógeno. Asimismo, existen programas de cooperación científica y tecnológica entre la UE y Argentina (como Horizon Europe) que pueden reforzar una alianza estratégica basada no solo en comercio, sino también en innovación y transferencia de conocimientos.
Como vimos hasta ahora, existe un alto grado de complementariedad entre la Unión Europea y Argentina en materia energética y comercial, aunque no todo es color de rosas, también existen múltiples obstáculos que complejizan la concreción de una alianza estratégica duradera. Estos desafíos son de naturaleza tanto interna (en cada una de las partes) como estructural en la relación bilateral, e involucran cuestiones políticas, económicas, normativas y ambientales.
a) Incertidumbre macroeconómica y regulatoria en Argentina
Uno de los principales obstáculos señalados por inversores europeos es la inestabilidad macroeconómica crónica de Argentina: inflación elevada, controles de cambio, restricciones a la repatriación de utilidades, alta presión fiscal y cambios normativos frecuentes. Esta situación afecta la previsibilidad para inversiones a largo plazo, especialmente en sectores como energía e infraestructura, que requieren estabilidad institucional y reglas claras.
Si bien actualmente el panorama es alentador, dado que como argentino y aunque en lo personal no piense igual que el gobierno actual, doy fe que estos principales problemas se están solucionando: cada mes baja más la inflación y se quitaron las restricciones al cambio de moneda, el camino es largo y estas soluciones deben perdurar en el tiempo para volver a ser un país confiable.
Asimismo, los cuellos de botella logísticos y la falta de infraestructura adecuada —como redes eléctricas modernas, plantas de licuefacción de gas o puertos especializados para exportación de litio— limitan el aprovechamiento pleno del potencial energético argentino. Aunque existen proyectos en desarrollo, su concreción está condicionada a políticas de Estado consistentes y sostenibles.
b) Demoras en la ratificación del Acuerdo UE–Mercosur
Otro obstáculo estructural clave es la falta de entrada en vigor del Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y el Mercosur, firmado políticamente en 2019 pero aún no ratificado por los parlamentos europeos. Las principales resistencias provienen de sectores agrícolas europeos temerosos de la competencia sudamericana, y de gobiernos (como Francia y Austria) que critican la falta de compromisos ambientales exigibles, en particular respecto a la deforestación en Brasil.
Aunque Argentina no es el principal blanco de estas críticas, su pertenencia al Mercosur condiciona la posibilidad de avanzar bilateralmente con la UE. Sin ese marco legal y comercial en vigor, resulta más difícil establecer acuerdos estratégicos de largo plazo, especialmente en áreas sensibles como el acceso a materias primas críticas o el desarrollo de cadenas de valor compartidas.
Como dije anteriormente, parece que finalmente estamos cerca de la ratificación del acuerdo dado que Europa bajó sus pretensiones ambientales, y con el cambio de presidencia en Brasil, de un presidente pro-mercado y anti cambio climático como lo era Bolsonaro, a otro que es Lula Da Silva quien está en las antípodas del pensamiento del anterior presidente y que tiene una gran relación con el presidente Macron, pueden facilitar las posibilidades de que de una vez por todas se ratifique.
c) Desafíos ambientales y sociales locales
La creciente demanda europea por materias primas “verdes” va acompañada de exigencias estrictas en materia de sostenibilidad, derechos laborales, respeto por comunidades locales e 12 impacto ambiental. En este sentido, varios proyectos extractivos en Argentina han enfrentado resistencia social por parte de comunidades indígenas o actores ambientales.
Siendo un poco autorreferencial, como nieto de agroproductores, crecí en la finca y siempre tuve un prejuicio hacia la minera, incluso marché a favor de la ley 7722 (que prohíbe el uso de sustancias tóxicas en la minería metalífera en nuestra provincia). Pero desde que tengo uso de razón y viendo lo que ha pasado en los últimos 15 o 20 años o más a nivel país, me queda clarísimo que la economía de un país no puede depender únicamente de fenómenos meteorológicos (como por ejemplo, si llueve o no llueve), de los precios internacionales de materias primas, de la dependencia regional con Brasil, ni tampoco de la clase política que lo único que ha demostrado en los últimos años es que han gobernado en su interés propio (independientemente del gobierno o partido).
La UE no puede permitirse comprometer su credibilidad climática o social por importar recursos que no respeten altos estándares de producción. Esto implica un doble desafío: para Argentina, mejorar sus mecanismos de trazabilidad, consulta previa y monitoreo ambiental; para la UE, evitar enfoques extractivistas que repitan lógicas coloniales. La construcción de una verdadera alianza estratégica requerirá marcos de cooperación que garanticen beneficios compartidos, transferencia tecnológica, creación de empleo local y cumplimiento de derechos humanos.
d) Geopolítica y competencia internacional
Finalmente, el escenario energético global está marcado por una fuerte competencia por los recursos estratégicos. China, en particular, ha consolidado una presencia dominante en la cadena de valor del litio en Argentina, con inversiones, plantas de procesamiento y acuerdos bilaterales. Esto puede limitar el margen de acción europeo y generar tensiones geopolíticas, en tanto Bruselas busca construir una autonomía estratégica en sectores sensibles.
Frente a esto, la UE deberá actuar con rapidez, coherencia y herramientas efectivas de financiamiento e inversión (como Global Gateway), para ofrecer alternativas atractivas a los países socios como Argentina, evitando quedar relegada frente a actores extrarregionales.
En base a lo investigado, a la luz de los intereses comunes, recursos complementarios y desafíos compartidos, me parece prudente proponer la creación de un Acuerdo Bilateral de Asociación Estratégica en Energía y Materias Primas Críticas entre la Unión Europea y la República Argentina, orientado a estructurar una cooperación profunda, sostenible y de beneficio mutuo en sectores clave para la transición energética global.
Bajando a tierra la propuesta, podría articularse jurídicamente mediante un acuerdo de cooperación reforzada en virtud del artículo 212 del TFUE (4). , que establece la base legal para que la UE lleve a cabo acciones económicas, financieras y técnicas con países terceros.
El objetivo del acuerdo sería establecer un marco legal, institucional y técnico para:
● Garantizar el suministro seguro y sostenible de recursos estratégicos (litio, hidrógeno verde, cobre, tierras raras, gas natural) para la UE.
● Promover el desarrollo industrial, la inversión responsable y la creación de empleo en Argentina.
● Favorecer la transferencia tecnológica, la cooperación científica y el fortalecimiento de capacidades locales.
● Asegurar el respeto a los derechos humanos, ambientales y sociales en todas las etapas de la cadena de valor.
Los Componentes principales del acuerdo se basaran en 4 capítulos con sus disposiciones pero para no hacer tan largo el paper, sólo serán mencionadas aquellas más importantes, mas precisas y menos técnicas.
1. Capítulo sobre materias primas críticas y sostenibilidad
A modo de inicio es importante que está alianza perdure en el tiempo, por lo que se propone el establecimiento de contratos de abastecimiento a largo plazo con criterios de trazabilidad ambiental y social. Como consecuencia se debe incluir la participación de Argentina en el sistema europeo de certificación de minerales sostenibles.
2. Capítulo sobre hidrógeno verde y energías renovables
Se financia mediante la creación de un fondo UE–Argentina para proyectos piloto de hidrógeno verde en la Patagonia. Obviamente contando con un establecimiento previo de estándares comunes para producción, transporte y certificación de hidrógeno. Pero para esto es importante que también se aplique una facilitación de acceso a mercados europeos mediante reducción de barreras técnicas.
3. Capítulo sobre infraestructura y logística
Se regirá por un cofinanciamiento de plantas de licuefacción, puertos especializados y redes de transporte. Incluyendo proyectos estratégicos en la iniciativa europea Global Gateway y apoyando a consorcios público–privados para acelerar la infraestructura energética argentina.
4. Cláusulas de gobernanza, derechos humanos y participación social
Se regularía mediante la creación de un comité conjunto de seguimiento con representación institucional, empresarial y de la sociedad civil. Teniendo en cuenta los mecanismos de consulta previa a comunidades indígenas y locales. Y finalmente sistemando la resolución de disputas que priorice mecanismos diplomáticos y sostenibles.
Como ventajas de este enfoque, resulta que este tipo de acuerdo no solo permitiría a la UE diversificar su matriz de abastecimiento energético y reducir su dependencia de actores como China o Rusia, sino que también brindaría a Argentina oportunidades reales de industrialización, acceso a tecnología y fortalecimiento institucional. Además, al diseñarse fuera del marco MERCOSUR, podría agilizarse su firma e implementación, sin depender de las demoras del tratado birregional. En paralelo, podría servir de modelo para acuerdos similares con otros países latinoamericanos.
Vivir y formarte fuera del país, te da mirada global, creo que es algo escaso. Como autocritica, creo que es necesario dejar de mirarnos como el centro neurálgico del mundo. Tenemos tantos problemas internos a nivel pais que no le terminamos dando importancia a lo que pasa en el resto del mundo porque creemos que no nos afecta. Le prestamos más atención 15 a lo que retuitea el presidente, que al conflicto entre India y Pakistán que podría desencadenar en una guerra mundial.
Con lo que sí estoy de acuerdo es que somos un país único y personalmente creo que en el panorama global actual, tenemos 33 de mano. Profundizo, no tenemos riesgo de guerra nuclear, no tenemos problemas religiosos con el Islam, somos un pais relativamente unido (no como aquí en España), tenemos buen clima, mar, desierto, campo, montaña. Tenemos buena gastronomia. Casi no estamos siendo afectados por los aranceles impuestos por Estados Unidos (si comparamos nuestro 10% con otros paises o regiones), y si además se logra mantener el superávit fiscal en un periodo prolongado de tiempo. No tengo dudas que estamos destinados a ser potencia en periodo no tan largo de tiempo.
Más allá de los recursos, las estrategias y los acuerdos internacionales posibles, el verdadero desafío argentino sigue siendo político y cultural: construir una visión de país compartida. La potencial alianza energética y comercial con la Unión Europea no se trata simplemente de firmar tratados o captar inversiones, sino de definir un rumbo nacional coherente, sostenido más allá de ciclos electorales o liderazgos circunstanciales.
En Argentina, lamentablemente, los cambios de gobierno implican borrón y cuenta nueva. La política exterior, la agenda energética y la planificación del desarrollo carecen de continuidad interpartidaria. Es difícil consolidar una alianza estratégica con bloques como la UE —que proyecta políticas a 20 o 30 años— cuando internamente no se logra sostener ni un acuerdo de gabinete o de presupuesto por más de una temporada legislativa. Esta incapacidad para construir consensos mínimos nos aleja de cualquier idea seria de política de Estado. El desafío, entonces, no es solo explotar nuestros recursos, sino hacerlo con un horizonte común, con reglas claras y estables, y con la madurez institucional que exige el siglo XXI.
Finalizo con una reflexión. Quizás la pregunta adecuada para hacernos es ¿seremos capaces de anteponer un proyecto nacional de desarrollo a los vaivenes de la política partidaria de turno? La idea del presente trabajo fue que podamos reflexionar sobre a dónde vamos como país, y de las grandes oportunidades que tenemos. Espero, te haya servido.
Banco Mundial. (2023). Argentina: Panorama económico. https://www.bancomundial.org/es/country/argentina/overview
Cancillería Argentina. (2022). Relaciones con la Unión Europea. https://cancilleria.gob.ar/es/relaciones-bilaterales/europa/union-europea
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Comisión Europea. (2023). Critical Raw Materials Act: Ensuring secure and sustainable supply chains for EU’s green and digital future. https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/en/ip_23_1661
Comisión Europea. (2023). EU–Latin America Partnership on Raw Materials. https://singlemarket-economy.ec.europa.eu/news/eu-latin-america-partnership-raw-materials-2023-06- 28_en
Delegación de la Unión Europea en Argentina. (2023). Relaciones bilaterales Unión Europea – Argentina. https://www.eeas.europa.eu/delegations/argentina_es
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Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL). (2023). Comunidades y conflicto por el litio en el norte argentino. https://www.ocmal.org/argentina-litio
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Secretaría de Energía de Argentina. (2023). Potencial del hidrógeno verde en Argentina. https://www.argentina.gob.ar/energia/transicion-energetica/hidrogeno
Secretaría de Minería de Argentina. (2023). Marco normativo para la minería sustentable. https://www.argentina.gob.ar/mineria
United States Geological Survey (USGS). (2024). Mineral Commodity Summaries – Lithium. https://pubs.usgs.gov/periodicals/mcs2024/mcs2024-lithium.pdf
YPF. (2023). Vaca Muerta: Oportunidades para el desarrollo energético. https://www.ypf.com/Paginas/Vaca-Muerta.aspx
1 El European Green Deal es el plan de la UE para ser climáticamente neutra en 2050, reduciendo emisiones, promoviendo energías limpias y cuidando el medio ambiente.
2 REPowerEU es el plan de la UE para dejar de depender de la energía rusa, acelerar el uso de energías renovables y mejorar la eficiencia energética.
3 Bloque regional de países de América del Sur que busca integrar sus economías mediante el libre comercio y la cooperación política y económica.
4 Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, uno de los tratados fundamentales de la UE, que regula su funcionamiento, competencias y políticas internas.